Las puertas correderas no solo son súper prácticas, sobre todo en pisos donde cada centímetro cuenta, sino que también son bonitas y modernas. Las correderas ocultas se insertan dentro de tabiques huecos y desaparecen cuando están abiertas, mientras que las vistas se deslizan por un carril superior visto. Son muy atractivas y estéticas, y lo mejor de todo: puedes hacerte tu propia puerta corredera tú mismo por muy poquito dinero…
Es el caso de la puerta que aparece en la imagen de la izquierda. Para construirla solo necesitas unos listones para el marco, tableros de contrachapado de 2,5 mm de espesor (debe ser muy ligero) para cubrir ambas caras, tubería de hierro para fontanería (con codos y/o anclajes para la pared), adhesivo de montaje, pintura acrílica, nivel, metro, destornillador, tornillos para madera, ruedas para la parte inferior y unos herrajes como los de la foto de la derecha para colgar la puerta de la tubería.
Empieza fabricando la puerta en sí. Mide perfectamente el hueco y fabrica un marco con listones de madera y tornillos con el grosor de la puerta. Verifica que la medida es exacta. En medio del marco tendrás que colocar unos travesaños horizontales para reforzar la estructura y poder pegar los tableros. Forra ambas caras con los tableros de contrachapado cortados a la medida y píntalos del color que quieras con pintura acrílica.
En estas fotos puedes ver cómo se ha fijado la tubería a la pared: por un lado va sujeta a un anclaje directo, mientras que por el otro lleva uno en forma de codo. Atornilla las ruedas a la parte inferior de la puerta, y en la superior fija los herrajes con los que la colgarás de la barra. Introduce la barra en los herrajes antes de anclarla a ambos extremos y verifica que rueda y se desliza perfectamente. Si no es así, comprueba que está nivelada y ajusta la ubicación de la barra superior. Este sistema lo puedes emplear también para reciclar alguna puerta que hayas retirado.