Cubrir el gotelé con una nueva técnica


El gotelé fue durante años y años la solución perfecta para las paredes: cubría las imperfecciones, era barato y además, estaba de moda. El resultado fue que miles de viviendas se pintaron con esta técnica, y ya en los años noventa empezó a quedarse fuera de juego. De repente, muchísimas personas se vieron en la tesitura de eliminar la rugosa textura de sus paredes para dejar paso a las nuevas tendencias de pintura lisa… Algo que se convirtió en todo un problema.

Porque retirar el gotelé salía caro, y hacerlo uno mismo era un auténtico embrollo. Así que las firmas de productos de decoración se pusieron las pilas para facilitarnos la tarea, y la última incorporación ha sido un producto que permite cubrir el gotelé en lugar de rascarlo.

Su nombre es Ibertop y es de la firma Placo. Es un producto que permite ser aplicado directamente sobre la gota sin tener que rascar ni aplicar tratamientos previos. Es decir, que nos libramos de los escombros y del polvo. El acabado es sencillo y queda perfectamente liso, sin necesidad de tener que acudir a un profesional para conseguir las paredes que queremos en unas pocas horas. Ibertop es además rentable, ya que permite cubrir un treinta por ciento más de superficie que otros productos similares utilizando la misma cantidad. En cuanto al precio, es estupendo: tapar el gotelé con este producto sale por unos 5 euros el metro cuadrado.

La técnica es muy sencilla y puede llevarla a cabo cualquiera. Lo primero que hay que hacer es cepillar la pared con fuerza para quitar el polvo. Luego procederemos a llenar con agua un recipiente de boca ancha, para incorporar el polvo poco a poco (la proporción es de 0,7 litros por kilo de producto, aproximadamente). Agitaremos la mezcla con fuerza hasta conseguir una pasta uniforme, que tendremos que extender sobre la pared con una llana o espátula ancha. Una vez seca, aplicaremos una segunda capa un poco más fluida que la anterior para cubrir las imperfecciones; cuando fragüe esta segunda mano, se puede frotar la superficie endurecida con una llana húmeda para alisarla bien. Después solo queda lijar un poco la pared con una lija muy fina, ¡y a pintar!

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