Los suelos de una casa pueden cambiar de forma absoluta el estilo de una misma decoración por eso, es importante tenerlos en cuenta a la hora de decorar pues, aunque a veces no lo parezca, son mucho más que la base de nuestra casa. En Barcelona, la mayoría de pisos antiguos del Eixample tienen una característica común: los suelos de baldosas hidráulicas.
De origen francés, esta baldosa de cemento pigmentado se ha puesto de última moda tanto en interiores como en exteriores y se ha convertido en una elección perfecta para aquellos que no quieren que su casa deje indiferente.
Un toque de color e historia
La baldosa hidráulica era un elemento decorativo y, con la fiebre del parquet, mucha gente que poseía pisos en fincas antiguas en zonas céntricas de ciudades como Barcelona o Madrid con este tipo de suelo, decidió sustituirlo y guardar o tirar las baldosas.
Hoy, estas baldosas valen oro y son uno de los elementos más buscados cuando se quiere reformar un piso antiguo. Muchas veces los propietarios optan por restaurar las piezas y mandar a producir nuevas emulando las existentes pues un suelo de baldosa hidráulica marca la diferencia.
Un must-have de la decoración
Entrar en una casa y pisar el cemento pigmentado que da color, que refleja la luz y que transporta en el tiempo no tiene precio. Aunque es un tipo de suelo delicado, que requiere cuidados y es más frío de lo que podría ser un suelo de madera, el estilo que aporta es indiscutible.
Si tu casa tiene suelo hidráulico o quieres ponerlo (existen fabricantes que todavía lo producen) piensa muy bien en la decoración que lo acompañará pues, al ser el suelo mismo un elemento tan decorativo, puede producirse un exceso no buscado. Evita estampados, opta por colores neutros y lisos y materiales limpios. Tu casa será una máquina del tiempo.