Las altas temperaturas del verano hacen que apetezca un buen baño en la piscina. Seguro que conoces a alguien que tiene piscina en casa ya sea comunitaria o en propiedad. Existen unos tipos de piscinas conocidas como ecológicas que son una excelente opción para las personas preocupadas por los productos químicos que se echan habitualmente en las piscinas para mantenerlas en buen estado con el paso del tiempo.
¿Sabes cómo funcionan este tipo de piscinas? Al ser ecológicas emplean plantas, grava y arena para filtrar el agua. Esto hace que su color no sea tan azul como el de otras instalaciones que estamos acostumbrados a usar en verano. Si de pequeño te bañaste alguna vez en un estanque hazte a la idea de que las piscinas ecológicas se asemejan mucho más a los estanques que a las piscinas que puede tener un pabellón polideportivo.
Plantas acuáticas para conservarlas
Las piscinas naturales basan su conservación en el uso de plantas acuáticas que se encargan de acelerar el crecimiento de microorganismos que eliminan las bacterias que puedan aparecer. De ahí que una gran ventaja de este tipo de instalaciones es que el agua es totalmente natural.
Al tratarse de agua natural, seguro que ya habrás adivinado que será más improbable que te aparezcan alergias en la piel cuando te metas en la piscina; también evitarás las irritaciones que suelen aparecer en algunas personas cuando se meten en piscinas con mucho cloro. En éstas no se echan esos productos.
El precio de las piscinas ecológicas es un poco más elevado que el de las tradicionales, pero a la larga compensa. ¿Por qué? Porque consumen menos energía y tiempo para su mantenimiento. En vez de tener que limpiarla cada día antes de su uso y después echarle productos como el cloro y otros conservantes para que el agua se mantenga transparente y no aparezcan algas, en las ecológicas no tendrás que hacer nada de eso porque ya se encargan de depurar los residuos las plantas acuáticas.
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