Consideramos malas hierbas las especies vegetales que crecen en un lugar no deseado. Se las conoce de tal forma porque compiten con otros cultivos del jardín para beneficiarse de la luz, el agua y el sustrato. Además, dan una mala imagen estética de nuestros espacios verdes y crean un entorno propenso a plagas. Uno de las malas hierbas más frecuentes es el trébol.
Las malas hierbas se caracterizan por ser plantas con una gran capacidad de adaptación, dificultan el paso, reducen la producción en un cultivo, provocan alergias, pinchan y erosionan edificios o monumentos en los que aparecen. Por eso es recomendable quitar las malas hierbas del jardín con herramientas y material vegetal, sustratos especiales y agua de riego que no contenga semillas. Podemos distinguir dos métodos para eliminar las malas hierbas: los métodos físicos que suponen la eliminación manual o con máquinas, arrancando las hierbas desde la raíz, y los métodos químicos utilizando herbicidas.