Aplicaciones del corian


El corian se utiliza para fabricar encimeras y lavabos gracias a su elevada duración, pero no resiste las altas temperaturas ya que es un material sintético formado por una mezcla de minerales naturales y polímero acrílico. Es un material muy versatilidad, por lo que tiene bastantes aplicaciones. Se suele emplear para la construcción de mobiliario, lámparas o hasta para revestir fachadas. Sin embargo, cada vez se utiliza más para fabricar lavabos, fregaderos y sobretodo, encimeras. En poco tiempo, el corian se ha convertido en la gran alternativa del mármol y el cuarzo silestone.

Una de las grandes ventajas de ofrece el corian es que no tiene juntas, se puede disponer de una sola pieza sin cortes perceptibles. Además, la superficie no tiene porosidad, lo que hace que sea más fácil su limpieza. Entre sus propiedades destacamos su enorme resistencia a los golpes, arañazos y resistencia al desgaste. Una vez instalado, el corian cobra un aspecto satinado. Con el uso, toma una apariencia más suave y sedosa. Por lo general, es un material bastante duradero, aunque no se recomienda cortar los alimentos de forma directa sobre él.

Su gran defecto es la poca resistencia al calor, por lo que no deberemos colocar platos calientes encima, mejor utilizar un salvamanteles. En caso de desperfectos, se suelen arreglan sin necesidad de desmontar la pieza.

Cómo limpiar el corian


El corian es un material sintético muy polivalente que se emplea a menudo en el mundo de la decoración. Está compuesto por una mezcla de minerales naturales y polímero acrílico puro. Gracias a su versatilidad, es empleado en la fabricación de numerosos productos de mobiliario o lámparas. Además, también es muy habitual verlo en revestimentos de fachada y en lavabos.

Gracias al hermetismo y la homogeneidad del material, es muy difícil que absorba los líquidos, por lo que limpiarlo es muy sencillo. Diariamente bastará con pasar un trapo húmedo en agua por la superficie. Si existen salpicaduras, lo mejor será aplicar un desengrasante o una crema detergente abrasiva. Lo ideal es actuar contra las manchas al instante y siempre frotando con el paño con movimientos circulares e intensos.

El estropajo y otros productos que incluyen el amoniaco serán tus aliados contra la suciedad más profunda. Por último, nunca tienes que olvidar aclarar la superficie con agua caliente y secar con un trapo. Lo mismo tendrás que hacer para acabar con los depósitos de cal que se hayan creado con agua dura alrededor del desagüe del fregadero. Un mantenimiento periódico y efectivo será suficiente para que nunca tengas problemas.